La travesía es larga y … pero fascinante. Visitaremos puertos de todo tipo. Seremos guiados por diversas brújulas y faros. Hay que bajarse en cada puerto, aunque sea por un momento. El mar es tan grande que nadie puede preciarse de conocerlo a fondo. ¡Veras pasar otros barcos, abre bien los ojos!…

Paséate por cubierta, baja a la sala de máquinas, toma el timón de vez en cuando,… ¡participa! Imagínate que eres el capitán y que todo corre bajo tu responsabilidad. ¡Es tu barco! Ir siempre sobre la superficie es monótono, una buceadita de vez en cuando permite descubrir el maravilloso mundo submarino, el reino del silencio… el mar, mientras más adentro, más profundo. No te extrañe si alguien se cansa, no cualquiera tiene la capacidad para realizar un viaje tan largo. 

A quien da poco… le cuesta mucho; a quien da mucho… le cuesta poco; pero quien lo da todo no le cuesta nada. 

¡Zarpemos, pues a nuestra gran aventura! No sabemos que tan cambiado bajaremos, nadie regresa como subió.